Ocurre todos los años en Estados Unidos: el clima cálido durante el verano induce el crecimiento de algas en las masas de agua superficiales. Otras veces las algas se producen por una gestión inadecuada de las aguas residuales vertidas. Ahora mismo estamos viendo este mismo problema en el lago Erie.
Las algas crecen cuando tienen las condiciones adecuadas, como los nutrientes adecuados (nitrógeno y fósforo), los niveles de luz, el pH y la temperatura. A medida que aumenta la concentración de fósforo en una masa de agua, también aumenta el crecimiento de las algas. Las concentraciones elevadas de algas producirán entonces materia orgánica muerta y provocarán condiciones anóxicas. Cuando los lagos carecen de oxígeno, las condiciones se vuelven sépticas, los peces y la vida vegetal mueren y se descomponen, y se producen olores nocivos.
Entonces, ¿qué se puede hacer para detener los brotes de algas?
La gestión de la proliferación de algas puede resultar un reto desalentador si no se dispone de las tecnologías adecuadas para ello. En primer lugar, hay que cortar el problema de raíz. Reducir la concentración de fósforo en la escorrentía agrícola, que es el principal factor que contribuye al problema. Luego, en el otro extremo, donde se manifiestan los síntomas, hay que hacer algo para eliminar las colonias en crecimiento. Hay varios aditivos químicos que pueden dispersarse en una masa de agua para impedir el crecimiento de las algas, pero en realidad no ayudan a eliminar la alfombra verde flotante de sólidos.
Un enfoque mejor es eliminar físicamente las algas y reducir la concentración de fósforo en el agua. Un simple proceso de clarificación a través de la flotación por aire disuelto (DAF) y la precipitación de fósforo puede detener una floración de algas en su camino.
Hemos utilizado el proceso DAF muchas veces para ayudar a eliminar las algas en las masas de agua superficiales. Descargue nuestro documento técnico gratuito a continuación y vea cómo se hace.